La cueva sepulcral de Son Caulelles, un auténtico estercolero

Por Josep Maria Osma Bosch

Hace unos años, creo que fue a principios de 2003, un rotativo de prensa gráfica local (DIARIO DE MALLORCA), publicaba una reseña, por mí firmada, en la cual, y de forma irónica, describía el lamentable estado de abandono y suciedad de uno de los monumentos arqueológicos más importantes de los periodos talayóticos de Mallorca: la cueva sepulcral artificial de Son Caulelles, situada entre los llogarets de Sa Cabaneta y de Pòrtol, del término municipal de Marratxí, en la comarca del Raiguer. A reglones seguidos, y con el beneplácito de los lectores de esta revista, transcribo literalmente esa reseña citada:

“Con los hallazgos en un yacimiento arqueológico podemos saber el modus operandis que ejercían los habitantes de otras épocas. Yo, simple aficionado y estudiosos de nuestra Historia isleña, me sentiré orgulloso, en caso de publicarse estas líneas, de haber aportado mi grano de arena en contribuir a la difusión de dichos conocimientos históricos.

Acabo de visitar la cueva de enterramiento de Son Caulelles, en el término municipal de Marratxí; una de las importantes de su género dentro de la prehistoria mallorquina, del periodo del Primer Bronce, es decir, unos 2.000 años a. C.

A primera vista, y en el mismo corredor de la cueva, he descubierto el tipo de ofrendas funerarias que ofrecían nuestros primeros mallorquines a sus difuntos: latas de refrescos, de conservas, residuos alimenticios, preservativos usados, botellas, papeles…

En fin, como bien dice el refrán: ´Cada día te acostarás sabiendo una cosa más`."

Un día de estas pasadas fiestas navideñas, que han enlazado con este nuevo año de 2012, aprovechando una libranza laboral, compaginada con una excelente climatología, volví a visitar el monumento, y cual fue mi desagradable y mayúscula sorpresa al comprobar que la verja que acota su entrada se hallaba abierta, y la basura, de varias catalogaciones, continuaba invadiendo, como en esa primera visita, el lugar, tanto su exterior como su interior.

Esta cueva sepulcral, también conocida como “d´es Moro”, está situada justo detrás de unas instalaciones deportivas, y a un tiro de piedra del Centro Cultural de S´Escorxador, y forma parte de la denominada Cultura de las Cuevas de Mallorca. Su estructura difiere en poco a las otras que salpican la geografía isleña, y a modo de simple ejemplo de esos hipogeos, cito a las de Bellver Ric (Manacor); Son Toni Amer, N´Hereua (Campos); Cala Sant Vicençs ( Pollença); Son Sunyer, Ca´s Correu( Palma); Son Ferrer (Calvià); Son Jaumell ( Capdepera); Son Taxaquet ( Llucmajor); Son Llompart ( Sineu); Morro de ses Coves ( Ses Salines); Ca´n Patos ( Lloseta); y sus vecinas de Es Bosc, Antigors, y Ca´n Pinso, y de Son Cos.

Fue excavada por primera vez, y sin hallar restos de ninguna clase, en 1915 por Josep Colominas Roca y Vicençs Furió Sastre. Diez años después, el eminente arqueólogo británico Wilfrid James Hemp, realizó estudios sistemáticos sobre los yacimientos talayóticos mallorquines, en los que dedicó uno a la cueva que tratamos. Veamos su descripción.

Su acceso es por una trinchera con tres escalones que enlaza con la entrada, de una boca de 0, 80 cm. por 0, 70 com., que en su origen debía estar cerrada por una lápida o de fragmentos de piedra o una acumulación de tierra. La cámara, con un foso central, tiene 10. de largo, 2,5 de ancho y 1, 80 de alto. Presenta una serie de bancos perimetrales que están unidos por un nervio aproximadamente cada 80 cm. A su derecha, y casi adosada a la entrada, hay una hornacina, que con seguridad debía ser el lugares donde se realizaban las ofrendas a los difuntos.

En 1966, el Estado Español declaró a la cueva Bien de Interés Cultural, inscribiendola en el Registro General de Bienes de Interés Cultural del Estado con el número de registro R.I. -51-OOO2518. Consta con el número de referencia 29/08 e IMPP0766 en la Carta Arqueologica del Govern Balear. El 19 de enero, víspera de la festividad de San Sebastián, de 2010, el Consell Insular de Mallorca, amparándose en el artículo nº 11de la Ley de conservación del patrimonio histórico de La Ley 12/98, resolucionó la obligatoriedad de proteger el yacimiento y su entorno, cosa, que según vemos en las fotografías que adjunto, y que causaran estupor a los amantes de nuestra Historia, se hace caso omiso a esa legislación.