domingo, 2 de octubre de 2011

El buen rey en Jaume II de Mallorques


Por Josep Maria Osma Bosch

El pasado 29 de mayo se cumplió el séptimo centenario del fallecimiento del rey Jaume II de Mallorques. En ese día, en todos los territorios del usurpado y extinguido Reino de Mallorca, se le rindió tributo con diversos actos; aunque a decir verdad, fueron dos, por diferentes motivos opuestos, que destacaron sobre los demás organizados. En la Catedral de Mallorca, y con ausencia total de autoridades, después de oficiar una misa por su alma, representantes de las reales academias baleares e instituciones culturales, depositaron una corona floral sobre su sepultura. La otra cara de la moneda, fue la localidad céntrica mallorquina de Sineu, donde se le inauguró una estatua de cuerpo entero y en cuyo pedestal reza la inscripción JACOBUS II DEI GRATIA REX MAJORICARUM, evento que se vio ensombrecido por la interrupción de un grupo de personas, decían ser mallorquines, portando unas senyeres separatistas catalanas que increpaban a los que, con honor y orgullo enarbolaban la mallorquina, compuesta las cuatro barras horizontales rojas sobre fondo amarillo, franja vertical morada en la que figura el castillo de la Almudaina rematado por el Ángel Custodio del Reino, y creada por su hijo, el rey Sanç I de Mallorques (1277-1324) el 14 de diciembre de 1312.

Cuarto hijo cronológico y segundo varón de Jaume I y de su segunda esposa, Violant de Hungría (1215-1251), Lo Bon rey Jaume II (El Buen rey Jaume II) de Mallorques, nació en Montpeller el 30 de marzo de 1243. A los ocho años de edad, al quedar huérfano de madre fue enviado a París donde fue educado. Cinco años después, y tras ser reconocido heredero del Reino de Mallorques, empezó a ejercer de forma provisional su futuro cargo regio y para ello, contó con un excelente equipo de consejeros entre los cuales figuraban el dominico Raimundo de Penyafort (1177-1275) y Ramon Llull ( 1232-1315), futuros santo y beato respectivamente, éste último, en 1276, ya perteciendo a la Orden de San Francisco, obtuvo el patrocinio del monarca biografiado para fundar en Miramar, término municipal de Valldemossa, la Escola de Llengues Orientals, centro de docencia para la formación de frailes menores en futura misión de predicar la religión cristiana en tierras hebreas y árabes; además de donar los terrenos, Jaume Ii concedió al nuevo colegio una renta anual de 500 florines. Además de ser instruido en las letras, diplomacia y ciencias, también lo fue en el terreno militar. Nuestro príncipe, con tan sólo doce años de vida junto a su hermano Pere ( 1240-1285), recibió el bautismo de la milicia en la campaña de Murcia, donde su padre, fue a auxiliar al rey de Castilla e yerno suyo, Alfonso X el Sabio que intentaba reprimir la rebelión de los sarracenos locales. En esas acciones bélicas, el venidero rey de Mallorques demostró una gran capacidad de valentía y estrategia siendo incluso felicitado por el papa Clemente V (1264-1314).

En el 1275, a pesar de haberle sido pactado un matrimonio con Beatriz de Saboya, contrae esponsales por amor con Esclaramunda de Foix ( 1245-1300), dama de alta alcurnia catalana con la que tuvo la siguiente descendencia: Jaume (1275-1330), renunció al trono para hacerse franciscano; Sanç, ( 1277-1324), futuro rey de Mallorques; Ferran (1278-1310), príncipe consorte de Acaia y Morea y padre del futuro Jaume III (1315-1349); Felip, regente de Mallorques y Abad de la abadía de Saint Martín de Tours (1288-1349); Elisabet ( 1280-1301), casada con el infante Juan Manuel (1282-1348), nieto del rey Alfonso X (1221-1284) de Castilla y (1221-12849 , y Sança,(1284-1345) que sería reina consorte de Nápoles.

El 12 de septiembre del año siguiente, en la iglesia de Santa Eulàlia de Ciutat de Mallorques, en el mismo templo que 2l de agosto de 1256 era reconocido como futuro rey de los mallorquines, y tras la muerte de su padre, Jaume era entronizado como Rey de Mallorca, conde del Rosselló y Cerdanya y señor de Montpellier, heredando un reino compuesto por los territorios insulares de Mallorca; Menorca, todavía ocupada por los árabes y rindiéndole vasallaje; Eivissa, bajo administración eclesiástica del obispo de Tarragona; Formentera; Cabrera; y las zonas continentales, hoy de soberanía francesa, Rosselló, Cerdanya, Conflent, Vallespir; las baronías de Carlades y Aumeladès, y las ciudades de Montpellier y Perpynià, esta última compartiría junto a Ciutat de Mallorques la capitalidad del reino.

El 20 de enero de 1279, Jaume II declara y reconoce a su reino de Mallorques como feudatario del rey de Aragón, su hermano Pere III el Gran; el aragonés creía que el padre de ambos, el difunto Conqueridor, había dado demasiadas concesiones a su hermano menor, el mallorquín. Pero, seis años más tarde, Pere con el pretexto de que Jaume había facilitado la invasión francesa y papal de Catalunya por territorios mallorquines como el Rosselló, cosa cierta, toma prisionero a nuestro monarca, quien estaba convaleciente de una pasajera enfermedad, a su esposa y sus dos hijos menores que a la sazón se hallaban en Perpinyà dándoles presidio en el mismo Palau dels Reis de Mallorca, donde días más tarde, y con ayuda de algunos fieles, nuestro soberano se evadió por una alcantarilla refugiándose en un lugar más seguro, el Castell de Larroque, en las estribaciones pirenaicas.

El rey de Aragón preparó la invasión de la isla de Mallorca, pero, al morir de forma súbita, fue su hijo, Alfons III el Lliberal (1264-12919) quien haría efectiva esa ocupación en octubre de 1285. El 19 de noviembre, después de una valerosa y épica defensa de los mallorquines, entró en Ciutat tomando el resto de la isla con la excepción de las fortificaciones de Santueri, Alaró, y Pollença, las cuales se rindieron poco tiempo. Alfons, siendo ya rey de Mallorques, conquistó Eivissa en 1286 y un año después hizo lo propio con Menorca.

El monarca mallorquín, también conocido como el Prudent, después de habérsele usurpado su reino, se hizo propio el refrán que dice donde las dan, las toman y quiso pagar con la misma moneda al regio aragonés y sobrino suyo con el intento de invadir su territorio soberano, fin que no pudo llevar por cuestiones ajenas a su voluntad.

Después de morir el rey Alfons III, le sucedió en el trono su hermano Jaume II el Just (1261-1327), el cual, después de firmar la paz con Francia y los Estados Pontificios y a instancia del papa Bonifacio VIII (1235-1303), devolvió el reino a nuestro Jaume, gobierno que volvió a posesionar el 25 de julio de 1298.

Dos años más tarde, según el Llibre del delmar lo bestiar depositado en el Archivo Del Reino de Mallorca, fundó las villas de Algaida, Binissalem, Campos, Felanitx, Llucmajor, Manacor, Montuïri, Sa Pobla, Sant Joan, Santanyí, Sineu, Selva, Petra y Porreres. Doto a sus súbditos de bienestar potenciando la agricultura, ganadería, comercio e industria. Continuó las obras de la catedral; construyó el castillo de Bellver, las residencias reales en Sineu, Valldemossa y Manacor, los conventos de San Francesc y de Santo Domingo de Ciutat; reformó la Almudaina, el palacio real de Perpinyà, las murallas de Maó y Ciutadella; institucionalizó la Universidad de Montpellier; fundó una ceca de moneda y otorgó nuevos privilegios y un moderno sistema jurídico a su país, Mallorques.

Jaume II, murió el 29 de mayo de 1311 en Ciutat. Según su testamento, emitido el 6 de febrero de 1306, fue sepultado delante del altar mayor de la catedral de Mallorca. El rey Carlos III (1716-1788), en 1779, mandó construirle un mausoleo en forma de sopera rematado por una corona real. En el año 1947 se trasladaron sus restos mortales de la capilla real a la de la Trinitat del mismo templo mayor en un artístico sepulcro con estatua yaciente realizado en alabastro por Frederic Marés, escultor catalán, que también es de su autoría los de Jaume III de Mallorca, quien reposa eternamente junto a su abuelo Jaume.

En 1997, el Consell Insular de Mallorca declaró que cada 12 de septiembre se celebrase la Diada de Mallorca en recuerdo de aquel mismo día del año cuando nuestro biografiado se convirtió en el primer monarca privativo de la dinastía mallorquina jurando la Carta de Franquezas y Privilegios del Reino de Mallorca, su base jurídica.

2 comentarios:

  1. Muy interesante. Debo reconocer que desconocía gran parte de esta historia, puesto que por la historia de nuestras islas se pasaba de puntillas en mis tiempos de estudiante...
    Gran relato y gran rey.

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  2. Para mi, también muy interesante, desconocía una gran parte de esta historia, me ha gustado mucho.Un gran Rey...........

    Rosa

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