viernes, 3 de mayo de 2013

El misterio de la torre de Ses Ànimes

Por Amado Carbonell Santos

Los lugares de leyenda son puntos geográficos donde el misterio que les rodea, aumenta a medida que avanza su historia a lo largo del propio tiempo. Uno de estos enclaves es la torre de vigilancia que se encuentra sobre el acantilado de la punta de Es Verger, situado entre las poblaciones mallorquinas de Estellencs y Banyalbufar. Esta torre fue construida a lo largo del año 1579 sobre el emplazamiento de una vieja barraca de vigilancia, por orden del alcalde de Banyalbufar de la época, Don Teseo Valentí.

Dicha construcción estaba destinada a realizar la función de transmitir los avisos de ataque marítimo por parte de los ejércitos enemigos y piratas. Las alertas se realizaban mediante humo durante el día y con fuego durante las horas nocturnas, de este modo observaban las advertencias que se emitían desde la torre de Na Popia sobre el monte más alto de la isla Dragonera, y los transmitía hacia las torres de Trinidad (en la costa de Valldemossa, la de Pedrissa (en los acantilados de Deià) y finalmente a la torre de Sa Pedrissa (situada sobre el puerto de Sóller).

Foto: Archivo Amado Carbonell
En la torre, únicamente habitaban los dos vigías que realizaban las rondas de vigilancia, y hasta el siglo XVII no contaron con artillería de poco calibre para realizar disparos de corta distancia, a modo de aviso y defensa. Al finalizar la vida útil de dicha construcción como punto estratrégico de vigilancia, el gobierno español decidió venderlo en una subasta el día 24 de agosto de 1875, siendo adquirida por Don Francisco Manuel de los Herreros, que actuaba en nombre del Archiduque Luis Salvador de Austria, dejándola en herencia a sus descendientes.

Según al archiduque, en su publicación dedicada a las Islas Baleares, titulada Die Balearen, describe esta zona como: "La torre de Es Verger es el mejor panorama de toda la costa de la isla de Mallorca"

El municipio de Banyalbufar está trabajando para que vuelva a ser un monumento histórico de carácter público, pasando a estar a cargo de la supervisión del propio ayuntamiento municipal y del Govern Balear

Durante el verano de 1995, fue restaurada tras haber sufrido durante siglos el desgaste de las inclemencias del tiempo, dejando las piedras de sus muros desprovistas de la argamasa que las sostenía. Sus dimensiones no son muy grandes, pero son suficientes para cobijar a los dos vigías que estaban de guardia de las inclemencias del tiempo, y del fuerte viento del Norte que golpea la sierra de Tramuntana. Tiene 4,78 metros de diámetro por 2,70 metros de altura desde el suelo de la zona baja hasta el suelo de la zona superior. Teniendo ésta una zona de tejado en forma de parapeto que reposa sobre un armazón de madera, elevado a 2,50 metros desde el suelo a la zona alta.

Foto: Archivo Amado Carbonell
A lo largo de su historia, muchos sucesos acaecidos en el lugar, como suicidios, asesinatos, combates, desapariciones y avistamientos de extrañas luces sobrevolando la zona, han hecho que la torre fuese conocida por toda la comarca como Sa Torre de ses Animes (La Torre de las Almas). Muchos testigos afirmaron en su momento, que habían presenciado diversas apariciones y espectros mientras paseaban por el camino sin asfaltar, que une  los municipios de Estellencs y Banyalbufar.

Incluso personal militar de la Falange, que habían establecido  su base en el pueblo, y que estaban realizando guardias en las almenas de la torre durante la Guerra Civil Española, informaron a sus superiores que habían presenciado como una mujer se lanzaba desde la punta del acantilado hacia el mar, junto a la base de la propia torre. En el momento en que se asomaron para ver donde había caído, la luz de sus linternas revelaron que no había ningún resto del cuerpo de la mujer, únicamente divisaron las olas rompiendo sobre las rocas de la costa.

Otros contaban que habían visto niños vestidos con trajes de época y de apariencia translúcida, que entraban en la torre atravesando los muros delante de sus propios ojos. Y aunque el oficial al mando relacionaba estos sucesos con el cansancio producido por las largas guardias a las que estaban sometidos, los testigos estaban seguros de lo que habían observado durante su guardia en Es Verger.

Pero el relato más escalofriante, fue expuesto por uno de los soldados falangistas que fue alertado por un falso aviso de desembarco por parte del ejército republicano, durante la madrugada del viernes 28 de agosto de 1936. Según contaba, se encontraba de píe delante de la entrada de la torre, observando como la luna iluminaba el camino y las escaleras que dan acceso a la explanada de la carretera, mientras encendía un cigarrillo. Su atención se centró en una mujer vestida con ropas blancas que caminando se acercaba a los primeros escalones. 

En un primer instante le dio el alto desde el final de la escalera, pero la misteriosa figura hizo caso omiso a sus advertencias comenzando a ascender lentamente. No dudó en desenfundar su arma y volviendo a darle al alto apuntó con su cañón hacia ella. Aún así la mujer no se detuvo, y estando ya a pocos metros, el soldado apuntó a la cabeza de la dama abriendo fuego en dos ocasiones, sin causar ningún daño, las balas atravesaban sin dificultad aquel rostro translúcido.

Foto: Archivo Amado Carbonell
Finalmente, paralizado por el miedo soltó la pistola mientras apoyaba su espalda contra la pared, sintiendo como aquel ser atravesaba su cuerpo hasta desaparecer entre los muros de la torre. Los vigías que estaban arriba, tras escuchar los disparos, bajaron y hallaron a su compañero apoyado en la pared temblando, con el rostro desfigurado y balbuceando.

Historias y leyendas como ésta, se han seguido sucediendo en este misterioso y pintoresco lugar hasta el día de hoy, donde los turistas que visitan la isla acuden para inmortalizar las impresionantes puestas de sol que se observan desde su privilegiada geografía. Siendo tal su fama de torre encantada, que incluso el grupo musical barcelonés "Trobar de Morte", le dedicó una canción en su disco "Reverie" editado en el año 2006. El tema se titula "Atalaya de Ses Ànimes".

Como colaborador de "La Realidad Oculta", programa que se emite en Radio Balear, presentado y dirigido por mi buen amigo José María Ibáñez, decidí comprobar en primera persona la veracidad de esos mitos y leyendas, transmitidos de generación en generación, para en un futuro próximo dedicar un espacio radiofónico a éste misterioso enclave de nuestra isla. 

Elena Mora durante la investigación
Foto: Archivo Amado Carbonell
La madrugada del jueves 20 de diciembre de 2012 en compañía de dos amigos seguidores de dicho programa radiofónico, Elena Mora y Juan Ramón Pons, montamos los sistemas de registro de audio, vídeo y sistemas de movimiento, en la zona de la explanada que da acceso a los escalones que suben hasta la torre. Durante veinte minutos, dejamos los equipos grabando a la intemperie, esperando obtener algún registro positivo de imagen o de sonido.

Tras este primer contacto del grupo con la zona, decidimos ascender hasta la portezuela de entrada a la torre para realizar una sesión de preguntas, intentando establecer un contacto con los actuales moradores del lugar, realizando un total de nueve preguntas, dejando entre ellas un espacio de tiempo de un minuto, esperando poder registrar alguna posible respuesta.

Durante la sesión, Elena y Juan Ramón, estaban atentos al control de la cámara de vídeo que registraba todo el proceso. Al dar por terminada la sesión, recogimos el equipo y nos pusimos en marcha, bajando de nuevo los escalones mientras comentábamos las experiencias que habíamos vivido en el transcurso de la noche entre aquellos fríos muros.

Juan Ramón Pons preparando la cámara de vídeo
Foto: Archivo Amado Carbonell
Las sensaciones vividas por los tres fueron prácticamente similares, una sensación de paz y tranquilidad nos inundó a todos cuando encendimos las velas y pusimos en marcha la grabadora. Fue una impresión tan agradable, que por un instante llegamos a compararlo con la calidez de la sala de estar de nuestros hogares.

Pocos instantes después de llegar a casa, escuché las grabaciones obtenidas durante la sesión de preguntas a través de mi ordenador. En los primeros instantes únicamente se escuchaba mi propia voz mientras hablaba, pero al llegar a la quinta pregunta, la voz de una niña decía de forma muy sutil: "Tengo frío..." Tuve que reproducirla varias veces para poder entenderla correctamente. Seguí oyendo la grabación y casi al final de la misma, un sonido que se podría asociar al de aviones con motor de pistones en vuelo picado, o el silbido de las bombas mientras caían, salía de los altavoces de mis auriculares, dejándome perplejo durante algunos instantes.

El hecho de escuchar esta última psicofonía, me llevó a indagar aún más en la historia del municipio de Banyalbufar  durante la época de la guerra, y hallé algunos textos donde se describía como algunos aviones sobrevolaron la zona norte de la isla durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, buscando entre la inmensidad de la noche buques enemigos, que pudieran llegar a desembarcar tropas en las faldas de los acantilados. Incluso en algunas ocasiones, habían llegado a hundir algunos de esos buques con ataques directos desde sus posiciones de rastreo.


La experiencia vivida en grupo fue muy satisfactoria, y agradezco a Elena  y a Juan Ramón que me acompañasen durante aquella noche. Pero necesitaba realizar una investigación del lugar desde otro punto de vista, necesitaba ir de madrugada a Sa Torre de Ses Ànimes, a solas. Unos días más tarde, concretamente la madrugada del jueces 27 de diciembre de 2012 cargué en la mochila una cámara fotográfica digital, un sensor de movimiento y dos grabadoras (una digital y la otra analógica).


Subí al coche y emprendí el camino hasta llegar a la torre una vez más. La luna estaba casi en su fase llena y alumbraba perfectamente la carretera. En el instante que llegué a la zona del aparcamiento, la figura de la torre se alzaba en la penumbra y el camino estaba perfectamente iluminado, haciendo casi innecesaria la utilización de la linterna hasta llegar a la portezuela. Debo confesar que aquel lugar cambia radicalmente cuando se visita de noche, pues teniendo como única compañía la luz de mi linterna, la sugestión y el subconsciente pueden hacernos pasar un mal rato.


Para mi sorpresa, el interior de la torre estaba completamente iluminado por una tenue luz rojiza, lo cual me hizo pensar en un primer momento que tal vez podría haber alguien en el interior. Sigilosamente me acerqué hasta la entrada y pregunté si había alguien. No obtuve respuesta alguna, entré y revisé la zona. Estaba completamente solo...
Amado Carbonell, preparando el equipo técnico antes
de iniciar la investigación. Foto: Archivo Amado Carbonell

Esta vez, la sensación que tuve al entrar no fue la misma que la primera visita, pues me sentía observado por un sinfín de miradas que me llegaban hasta lo más profundo de mi ser. Y aunque estaba muy incómodo entre aquellas paredes tenía que realizar aquella sesión de preguntas. Necesitaba saber más.


Coloqué las dos grabadoras en el suelo, dejando entre ellas una distancia aproximada de unos dos metros. La sesión de preguntas realizada fue idéntica a la que realicé durante la sesión del día 20 de diciembre, dejando el mismo espacio de tiempo de un minuto entre ellas. He de destacar que durante la grabación de las preguntas, una figura oscura cruzó de forma perpendicular las escaleras de acceso, haciendo que por unos instantes perdiera la concentración de la tarea que estaba realizando.


Torre des Verger con el Archiduque Luis Salvador
en la parte superior derecha
Foto: Archivo Municipal de Banyalbufar
Una vez terminé de preguntar, recogí las grabadoras del suelo y bajé hasta la zona donde había visto cruzar a la extraña sombra, dejando las grabadoras sobre uno de los escalones y realizando nuevamente otra batería de preguntas. De nuevo, la sensación de sentirme observado me alertaba, haciéndome sentir todavía más incómodo que antes. Al acabar, me acerqué al coche con ganas de emprender el camino de regreso a casa. La sensación de intranquilidad me acompañó durante todo el trayecto de regreso, hasta casi llegar a la puerta de mi vivienda.

Sin esperar ni un instante, conecté el ordenador y la grabadora digital para escuchar lo que podría haber grabado. Es curioso que igual que las grabaciones efectuadas días anteriores, quedó registrada una psicofonía tras efectuar la quinta pregunta. En este caso se trataba de una mujer que con un tono de llanto decía: "No hay..." En la grabadora analógica también quedó grabada esta voz, pero a través del archivo digital se pueden distinguir mejor las palabras del sonido de fondo, siento este sonido más nítido y entendible.

Tras vivir estas experiencias en primera persona, puedo decir que la zona que rodea la Torre de Ses Ànimes, e incluso la propia torre, tiene su nombre bien merecido; pues la leyenda se hace patente desde que ponemos el pie en ella y nuestro corazón se encoje al asomarse en el abismo de lo desconocido.

FUENTES HISTÓRICAS:


  • Banyalbufar, guía de passeig. Serie nº 06. Editado por el Govern de les Illes Balears.
  • Banyalbufar a l´ombra de la falange. Autor: Benet Albetí. Edición: Documenta Balear.
  • Banyalbufar i la seba historia. Editado por el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Banyalbufar.

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