Por Amado Carbonell Santos
Los
lugares de leyenda son puntos geográficos donde el misterio que les
rodea, aumenta a medida que avanza su historia a lo largo del propio
tiempo. Uno de estos enclaves es la torre de vigilancia que se
encuentra sobre el acantilado de la punta de Es Verger, situado
entre las poblaciones mallorquinas de Estellencs y Banyalbufar.
Esta torre fue construida a lo largo del año 1579 sobre el
emplazamiento de una vieja barraca de vigilancia, por orden del
alcalde de Banyalbufar de la época, Don Teseo
Valentí.
Dicha
construcción estaba destinada a realizar la función de transmitir
los avisos de ataque marítimo por parte de los ejércitos enemigos y
piratas. Las alertas se realizaban mediante humo durante el día y
con fuego durante las horas nocturnas, de este modo observaban las
advertencias que se emitían desde la torre de Na Popia sobre
el monte más alto de la isla Dragonera, y los transmitía
hacia las torres de Trinidad (en la costa de Valldemossa,
la de Pedrissa (en los acantilados de Deià) y
finalmente a la torre de Sa Pedrissa (situada sobre el
puerto de Sóller).
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Foto: Archivo Amado Carbonell |
En
la torre, únicamente habitaban los dos vigías que realizaban las
rondas de vigilancia, y hasta el siglo XVII no contaron con
artillería de poco calibre para realizar disparos de corta
distancia, a modo de aviso y defensa. Al finalizar la vida útil de
dicha construcción como punto estratrégico de vigilancia, el
gobierno español decidió venderlo en una subasta el día 24 de
agosto de 1875, siendo adquirida por Don Francisco Manuel de los
Herreros, que actuaba en nombre del Archiduque Luis Salvador
de Austria, dejándola en herencia a sus descendientes.
Según
al archiduque, en su publicación dedicada a las Islas Baleares,
titulada Die Balearen, describe esta zona como: "La
torre de Es Verger es el mejor panorama de toda la costa de la isla
de Mallorca".
El
municipio de Banyalbufar está trabajando para que vuelva
a ser un monumento histórico de carácter público, pasando a estar
a cargo de la supervisión del propio ayuntamiento municipal y del
Govern Balear.
Durante
el verano de 1995, fue restaurada tras haber sufrido durante siglos
el desgaste de las inclemencias del tiempo, dejando las piedras de
sus muros desprovistas de la argamasa que las sostenía. Sus
dimensiones no son muy grandes, pero son suficientes para cobijar a
los dos vigías que estaban de guardia de las inclemencias del
tiempo, y del fuerte viento del Norte que golpea la
sierra de Tramuntana. Tiene 4,78 metros de diámetro por 2,70
metros de altura desde el suelo de la zona baja hasta el suelo de la
zona superior. Teniendo ésta una zona de tejado en forma de parapeto
que reposa sobre un armazón de madera, elevado a 2,50 metros desde
el suelo a la zona alta.
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Foto: Archivo Amado Carbonell |
A
lo largo de su historia, muchos sucesos acaecidos en el lugar, como
suicidios, asesinatos, combates, desapariciones y avistamientos de
extrañas luces sobrevolando la zona, han hecho que la torre fuese
conocida por toda la comarca como Sa Torre de ses Animes (La
Torre de las Almas). Muchos testigos afirmaron en su momento, que
habían presenciado diversas apariciones y espectros mientras
paseaban por el camino sin asfaltar, que une los municipios de
Estellencs y Banyalbufar.
Incluso
personal militar de la Falange, que habían establecido su
base en el pueblo, y que estaban realizando guardias en las almenas
de la torre durante la Guerra Civil Española, informaron a
sus superiores que habían presenciado como una mujer se lanzaba
desde la punta del acantilado hacia el mar, junto a la base de la
propia torre. En el momento en que se asomaron para ver donde había
caído, la luz de sus linternas revelaron que no había ningún resto
del cuerpo de la mujer, únicamente divisaron las olas rompiendo
sobre las rocas de la costa.
Otros
contaban que habían visto niños vestidos con trajes de época y de
apariencia translúcida, que entraban en la torre atravesando los
muros delante de sus propios ojos. Y aunque el oficial al mando
relacionaba estos sucesos con el cansancio producido por las largas
guardias a las que estaban sometidos, los testigos estaban seguros de
lo que habían observado durante su guardia en Es Verger.
Pero
el relato más escalofriante, fue expuesto por uno de los soldados
falangistas que fue alertado por un falso aviso de desembarco por
parte del ejército republicano, durante la madrugada del viernes 28
de agosto de 1936. Según contaba, se encontraba de píe delante de
la entrada de la torre, observando como la luna iluminaba el camino y
las escaleras que dan acceso a la explanada de la carretera, mientras
encendía un cigarrillo. Su atención se centró en una mujer vestida
con ropas blancas que caminando se acercaba a los primeros
escalones.
En
un primer instante le dio el alto desde el final de la escalera, pero
la misteriosa figura hizo caso omiso a sus advertencias comenzando a
ascender lentamente. No dudó en desenfundar su arma y volviendo a
darle al alto apuntó con su cañón hacia ella. Aún así la mujer
no se detuvo, y estando ya a pocos metros, el soldado apuntó a la
cabeza de la dama abriendo fuego en dos ocasiones, sin causar ningún
daño, las balas atravesaban sin dificultad aquel rostro translúcido.
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Foto: Archivo Amado Carbonell |
Finalmente,
paralizado por el miedo soltó la pistola mientras apoyaba su espalda
contra la pared, sintiendo como aquel ser atravesaba su cuerpo hasta
desaparecer entre los muros de la torre. Los vigías que estaban
arriba, tras escuchar los disparos, bajaron y hallaron a su compañero
apoyado en la pared temblando, con el rostro desfigurado y
balbuceando.
Historias
y leyendas como ésta, se han seguido sucediendo en este misterioso y
pintoresco lugar hasta el día de hoy, donde los turistas que visitan
la isla acuden para inmortalizar las impresionantes puestas de sol
que se observan desde su privilegiada geografía. Siendo tal su fama
de torre encantada, que incluso el grupo musical barcelonés "Trobar
de Morte", le dedicó una canción en su disco
"Reverie" editado en el año 2006. El tema se
titula "Atalaya de Ses Ànimes".
Como
colaborador de "La Realidad Oculta", programa que se
emite en Radio Balear, presentado y dirigido por mi buen amigo
José María Ibáñez, decidí comprobar en primera persona la
veracidad de esos mitos y leyendas, transmitidos de generación en
generación, para en un futuro próximo dedicar un espacio
radiofónico a éste misterioso enclave de nuestra isla.
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Elena Mora durante la investigación
Foto: Archivo Amado Carbonell |
La
madrugada del jueves 20 de diciembre de 2012 en compañía de dos
amigos seguidores de dicho programa radiofónico, Elena Mora y
Juan Ramón Pons, montamos los sistemas de registro de audio,
vídeo y sistemas de movimiento, en la zona de la explanada que da
acceso a los escalones que suben hasta la torre. Durante veinte
minutos, dejamos los equipos grabando a la intemperie, esperando
obtener algún registro positivo de imagen o de sonido.
Tras
este primer contacto del grupo con la zona, decidimos ascender hasta
la portezuela de entrada a la torre para realizar una sesión de
preguntas, intentando establecer un contacto con los actuales
moradores del lugar, realizando un total de nueve preguntas, dejando
entre ellas un espacio de tiempo de un minuto, esperando poder
registrar alguna posible respuesta.
Durante
la sesión, Elena y Juan Ramón, estaban atentos al control de
la cámara de vídeo que registraba todo el proceso. Al dar por
terminada la sesión, recogimos el equipo y nos pusimos en marcha,
bajando de nuevo los escalones mientras comentábamos las
experiencias que habíamos vivido en el transcurso de la noche entre
aquellos fríos muros.
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Juan Ramón Pons preparando la cámara de vídeo
Foto: Archivo Amado Carbonell |
Las
sensaciones vividas por los tres fueron prácticamente similares, una
sensación de paz y tranquilidad nos inundó a todos cuando
encendimos las velas y pusimos en marcha la grabadora. Fue una
impresión tan agradable, que por un instante llegamos a compararlo
con la calidez de la sala de estar de nuestros hogares.
Pocos
instantes después de llegar a casa, escuché las grabaciones
obtenidas durante la sesión de preguntas a través de mi ordenador.
En los primeros instantes únicamente se escuchaba mi propia voz
mientras hablaba, pero al llegar a la quinta pregunta, la voz de una
niña decía de forma muy sutil: "Tengo
frío..." Tuve
que reproducirla varias veces para poder entenderla
correctamente. Seguí oyendo la grabación y casi al final de la
misma, un sonido que se podría asociar al de aviones
con motor de pistones en vuelo picado, o el silbido de las bombas
mientras caían, salía
de los altavoces de mis auriculares, dejándome perplejo durante
algunos instantes.
El
hecho de escuchar esta última psicofonía, me llevó a indagar aún
más en la historia del municipio de Banyalbufar
durante la época
de la guerra, y hallé algunos textos donde se describía como
algunos aviones sobrevolaron la zona norte de la isla durante la
Guerra Civil y la Segunda
Guerra Mundial, buscando
entre la inmensidad de la noche buques enemigos, que pudieran llegar
a desembarcar tropas en las faldas de los acantilados. Incluso en
algunas ocasiones, habían llegado a hundir algunos de esos buques
con ataques directos desde sus posiciones de rastreo.
La
experiencia vivida en grupo fue muy satisfactoria, y agradezco a
Elena y
a Juan Ramón que
me acompañasen durante aquella noche. Pero necesitaba realizar una
investigación del lugar desde otro punto de vista, necesitaba ir de
madrugada a Sa Torre de
Ses Ànimes, a solas.
Unos días más tarde, concretamente la madrugada del jueces 27 de
diciembre de 2012 cargué en la mochila una cámara fotográfica
digital, un sensor de movimiento y dos grabadoras (una digital y la
otra analógica).
Subí
al coche y emprendí el camino hasta llegar a la torre una vez más.
La luna estaba casi en su fase llena y alumbraba perfectamente la
carretera. En el instante que llegué a la zona del aparcamiento, la
figura de la torre se alzaba en la penumbra y el camino estaba
perfectamente iluminado, haciendo casi innecesaria la utilización de
la linterna hasta llegar a la portezuela. Debo confesar que aquel
lugar cambia radicalmente cuando se visita de noche, pues teniendo
como única compañía la luz de mi linterna, la sugestión y el
subconsciente pueden hacernos pasar un mal rato.
Para
mi sorpresa, el interior de la torre estaba completamente iluminado
por una tenue luz rojiza, lo cual me hizo pensar en un primer momento
que tal vez podría haber alguien en el interior. Sigilosamente me
acerqué hasta la entrada y pregunté si había alguien. No obtuve
respuesta alguna, entré y revisé la zona. Estaba completamente
solo...
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Amado Carbonell, preparando el equipo técnico antes de iniciar la investigación. Foto: Archivo Amado Carbonell |
Esta
vez, la sensación que tuve al entrar no fue la misma que la primera
visita, pues me sentía observado por un sinfín de miradas que me
llegaban hasta lo más profundo de mi ser. Y aunque estaba muy
incómodo entre aquellas paredes tenía que realizar aquella sesión
de preguntas. Necesitaba saber más.
Coloqué
las dos grabadoras en el suelo, dejando entre ellas una distancia
aproximada de unos dos metros. La sesión de preguntas realizada fue
idéntica a la que realicé durante la sesión del día 20 de
diciembre, dejando el mismo espacio de tiempo de un minuto entre
ellas. He de destacar que durante la grabación de las preguntas, una
figura oscura cruzó de forma perpendicular las escaleras de acceso,
haciendo que por unos instantes perdiera la concentración de la
tarea que estaba realizando.
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Torre des Verger con el Archiduque Luis Salvador en la parte superior derecha Foto: Archivo Municipal de Banyalbufar |
Una
vez terminé de preguntar, recogí las grabadoras del suelo y bajé
hasta la zona donde había visto cruzar a la extraña sombra, dejando
las grabadoras sobre uno de los escalones y realizando nuevamente
otra batería de preguntas. De nuevo, la sensación de sentirme
observado me alertaba, haciéndome sentir todavía más incómodo que
antes. Al acabar, me acerqué al coche con ganas de emprender el
camino de regreso a casa. La sensación de intranquilidad me acompañó
durante todo el trayecto de regreso, hasta casi llegar a la puerta de
mi vivienda.
Sin
esperar ni un instante, conecté el ordenador y la grabadora digital
para escuchar lo que podría haber grabado. Es curioso que igual que
las grabaciones efectuadas días anteriores, quedó registrada una
psicofonía tras efectuar la quinta pregunta. En este caso se trataba
de una mujer que con un tono de llanto decía: "No
hay..." En
la grabadora analógica también quedó grabada esta voz, pero a
través del archivo digital se pueden distinguir mejor las palabras
del sonido de fondo, siento este sonido más nítido y
entendible.
Tras vivir
estas experiencias en primera persona, puedo decir que la zona que
rodea la Torre de Ses
Ànimes, e incluso la
propia torre, tiene su nombre bien merecido; pues la leyenda se hace
patente desde que ponemos el pie en ella y nuestro corazón se encoje
al asomarse en el abismo de lo desconocido.
FUENTES
HISTÓRICAS:
- Banyalbufar,
guía de passeig. Serie nº 06. Editado por el Govern de les Illes
Balears.
- Banyalbufar
a l´ombra de la falange. Autor: Benet Albetí. Edición: Documenta
Balear.
- Banyalbufar
i la seba historia. Editado por el Consell de Mallorca y el
Ayuntamiento de Banyalbufar.
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