miércoles, 20 de abril de 2011

Voz paranormal en el Casino

Por Matías García Alcaraz

Hace unos años, la época es lo de menos, cuando visitaba un famoso Casino de Mallorca, la isla en la que vivo, de tanto en tanto me atrevía a apostar en la ruleta americana, actividad que finalmente dejé al comprobar que se trataba más bien de una ruleta rusa, tuve unas experiencias algo repartidas temporalmente, a las que no encuentro ni nunca encontré ninguna explicación razonable.

Un día estaba próximo a una mesa de ruleta, como a unos cinco metros, sin prestar demasiada atención a lo que sucedía en la misma, encontrándose mi mente más bien divagando entre lo que podía observar genéricamente dentro del salón. En ese momento, y sin que aparentemente existiera motivo para ello, oí una voz muy sonora que parecía proceder de esa mesa, casi gritando un número de la ruleta y su color. Era una voz masculina y por supuesto desconocida para mí. Lo primero que pensé fue que alguien de entre los asistentes había acertado su número y lo repetía en voz alta, como manifestando su asombro y alegría, creo recordar que era el 15 negro, aunque tampoco estoy muy seguro de ello debido al tiempo ya transcurrido. Tal hecho no sólo me llamó la atención sino que también despertó mi curiosidad, y me acerqué para ver qué es lo que sucedía. Cuando me hice paso entre algunas personas para observar la ruleta en ese momento la sorpresa fue grande por cuanto la bola seguía girando en la ruleta, pasando entre los números, aunque ya con poca fuerza y muy próxima a detenerse. En ese momento mi sorpresa pasó a un profundo asombro cuando se situó exactamente sobre el número que me había anunciado esa voz.

En ese momento sólo pensé que había sido una casualidad, que podía haber sido fruto de mi imaginación, o una alucinación auditiva, y que el azar había hecho que justamente saliera ese número. También retrospectivamente podemos pensar que “alguien” de entre el público gritase ese número porque tuviera deseos de que saliera o le daba indicaciones a otro de que apostara en ese lugar, aunque no recuerdo especialmente que nadie obtuviera ganancias con esa jugada. Hasta aquí algo simplemente curioso pero nada especialmente extraordinario, eso estaba reservado para más adelante.

Un tiempo indeterminado después, pero en una fecha próxima a la anterior, me hallaba esta vez apostando en una de las ruletas. En un momento inesperado escuché exactamente la misma voz. Era una voz masculina, como de una persona de mediana edad, y tan natural como si alguien a mi lado me estuviera hablando. Quiero dejar claro que no se trata de una intuición, de un pensamiento o una corazonada. Era una voz que sonaba como proveniente de cualquier persona que pudiera tener a mi lado, de una persona que yo no veía o evidentemente no estaba allí, porque nadie de los que estaban próximos a mí me estaban dirigiendo la palabra, y esa
misteriosa voz, como la otra vez, pronunciaba de forma simple y escueta un número de la ruleta y su correspondiente color, como suelen hacer los croupiers cuando acaba de salir el número ganador. En ese momento reconozco que no supe que hacer, y que ni por asomo pensé que realmente fuera a salir el número en cuestión, ¿qué motivo había para ello?. Además por aquél entonces ( y recalco lo de “por aquél entonces”) mi mente era tremendamente analítica y racional, y para nada pensaba en la posibilidad de que pudiera producirse algún fenómeno que se apartara de las leyes físicas más ortodoxas. Entre la duda y la confusión (en cuanto a qué es lo que estaba pasando, por cuanto repito que la voz la escuché con una claridad meridiana y con la nitidez propia con la que la pronunciaría alguien que estuviera junto a mí), aún sabiendo que se trataba de la misma voz que en la otra ocasión y de que en aquél momento salió el número “indicado”, finalmente no aposté sobre él... ¿y qué ocurrió?... Pues que por muy increíble que parezca volvió a salir el número que me había “comunicado” esa “voz”, y por supuesto, una vez que pude reaccionar, en ese momento mi rabia fue mayúscula por no haberle hecho caso.

No todo iba a acabar aquí..........Pasó un tiempo, esta vez algo mayor, quizás un año, y me encontraba en la misma situación que la antes descrita, con la bola girando ya en la ruleta. Y efectivamente, volví a escuchar esa misteriosa, pero ahora ya “familiar” voz. El mismo timbre, la misma sonoridad, y pronunciando otra vez de forma simple y escueta un número y su color, que en este caso sí recuerdo perfectamente, el 17 negro. Han de creerme que a pesar de todo ni en ese momento pensé, incrédulo de mí, que fuera a salir ese número. Pero esta vez no podía dejar de apostar, y todavía por desconfianza no lo aposté al pleno, sino a caballo con el 14 rojo (con la apuesta mínima, que es como solía jugar), pensando en que así duplicaba mis posibilidades de acertar y que además no jugaría “únicamente” a lo que me decía la “voz”. Ni que decir tiene que efectivamente volvió a salir el número que había escuchado. He de dejar claro que la sensación que yo tuve en las tres ocasiones fue como si se tratara de algo perfectamente sensorial y normal, no se trataba de concentraciones extrañas o forzadas, ni de visiones o sonidos fuera de lo normal. No vino acompañada de signo alguno paranormal que pudiera denotar tal procedencia y ni siquiera fue algo provocado sino meramente espontáneo. La sensación que tenía, como ya he dicho, es como si alguien a mi lado me hubiera dicho un número, sin yo preguntarlo, y sin concentrarme siquiera en pensar qué número iba a salir. No se trataba tampoco de ninguna intuición, como puedo haber tenido en alguna ocasión, y como puede haber tenido cualquier lector, acertando un número, normalmente por azar. Se trataba simplemente de escuchar un número y su color en voz alta, de forma repentina, hasta el punto de creer inicialmente que había sido pronunciado por uno de los asistentes.

También he de confesar, que una vez hice “caso” aunque “a regañadientes” de la voz, ya nunca más la volví a escuchar, así que no me he hecho millonario ni nada que se le parezca... aunque no descarto que el día menos esperado se vuelva a acordar de mi... Claro que tendrá que ser en otra circunstancia ya que al Casino hace tiempo que dejé de acudir.

Y siguiendo con las confesiones creo que hay que destacar que soy una persona normal, y que salvo algún hecho, telepático concretamente, aislado, en mi vida no puedo decir que tenga facultad mental paranormal alguna.

Finalmente podemos plantearnos la causa del fenómeno, a pesar de que en teoría esta sección sólo se ofrece para relatar historias, pero no puedo el evitar dar mi humilde opinión al respecto.
En primer lugar debemos descartar la telepatía por cuanto para ello se hubiera precisado que otra persona hubiera sabido el número que iba a salir y me lo hubiera transmitido mentalmente, y evidentemente en ninguno de los tres casos aún se había detenido la bola sobre ningún número.
Podemos plantearnos la posibilidad de precognición. Yo no tengo experiencia en esto y no puedo opinar, y desconozco si se manifiesta de esta manera, pero está claro que percibí algo antes de que aconteciera. O... algo o alguien, que sabía que iba a suceder de algún modo, ¿telepáticamente? me lo hizo saber.

Y al hilo de lo anterior, para los amantes de lo trascendental y del mundo de los espíritus, o de seres extradimensionales, ¿es acaso posible que una entidad de tal naturaleza, conocedora de ese nuestro futuro a corto plazo, me hiciera partícipe de ese conocimiento? ¿Es posible que tal entidad no “adivine” el futuro, sino que llegue a dominar y observar las leyes de la mecánica cuántica con tanta perfección que saltándose el principio de incertidumbre, según el impulso y la trayectoria de la bola que ya estaba rodando, pueda predecir sin error el punto donde va finalmente a caer y por tanto qué número será el ganador?

¿Es posible saliendo de lo trascendental y acudiendo a una hipótesis mas antrópica que nuestro subconsciente pueda de forma espontánea por sí mismo hacer estas mismas elucubraciones de naturaleza cuántica y acertar?

A nada de esto, y quizás a otros muchos interrogantes puedo contestar, pero lo que sí puedo afirmar es que la historia es auténtica y que busquemos la explicación que busquemos sólo podemos encontrarla dentro del ámbito de lo que llamamos paranormal. Podemos pensar que se trató de una casualidad... y aunque calculando las posibilidades, una entre 50.653, a pesar de ser extremadamente difícil hubiera podido suceder, y eso mismo podría yo pensar, si no fuera por el “pequeño” detalle de haber escuchado de forma nítida y clara previamente la voz.


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